Historia del Cerro Colorado de Tehuacán: La aventura de subir este accidente geográfico involucra paseos dominicales que reúnen a deportistas y familias en la exploración de las bellezas naturales de nuestra región pero la historia de este accidente geográfico es muy amplia, pues ha sido testigo fiel de la evolución del valle, del final de la glaciación Wisconsin, del cambio de su flora y fauna así como de la increíble erosión de sus farallones.
Atravesar sus senderos es una experiencia que nos lleva desde la mítica «Cueva del Diablo» que se dice que cobra sus almas en el día de San Juan, hasta una abandonada plaza de armas donde se fabricaban cañones para el movimiento independentista, conservándose como evidencia un horno de piedra.
A lo largo del trayecto todavía en nuestros días resulta relativamente sencillo encontrarse con vestigios de los Popolocas, cultura que merece el crédito de haber sido la primera formal en habitar el Valle de Tehuacán; ellos (los Chochos) aprendieron a utilizar el Cerro Rojo como una fortaleza, ya que era fácil ganar las batallas atacando a los ejércitos desde la cima, así hicieron por muchos años fama de excelentes arqueros, honderos y pedreros, construyendo además paredes de piedra y lodo en los accesos principales con el objetivo de dificultar el avance de los ejércitos rivales.
Al paso de los años los tehuacaneros habíamos aprendido la manera más eficiente de defendernos, no obstante la excepción vino cuando el Emperador Azteca Moctezuma ingresó al Valle de Tehuacán, esto se dice por mera casualidad ya que en realidad buscaba el señorío de Oaxaca, arremetiendo de paso contra el señorío de Tehuacán, Cuthá y el de Coxcatlán. Al principio de la batalla nuestros naturales hicieron una digna defensa, no obstante a la larga perderían ante el valor temerario de los guerreros de Aztlán de tal modo que nos convertimos en tributarios de Moctezuma I.
Se dice que por esta defensa tan digna el mismo Emperador Azteca tomó un gran rencor contra Tehuacán imponiendo severos tributos y sacrificios de tehuacaneros, llevando a los popolocas al punto de quiebre. Era tal el odio que cuando Chimalpopoca (Señor de Tehuacán) supo de la llegada de los Españoles, sin dudarlo ofreció un apoyo incondicional a Hernán Cortés con tal de derrotar al ejército de Moctezuma, que pronto sucumbiría ante la potencia Europea.
Ya durante el periodo de «La Conquista» el Cerro Colorado quedó relativamente olvidado, ya que la Ciudad de Tehuacán se alejó hacia el norte, abandonando Calcahualco, con lo cual el Cerro Colorado ya no era un bastión obligado que resurgiría hasta el movimiento de Independencia.
¿Qué encontrará usted en su visita?
Descubrirá rastros de esta civilización prehispánica como lo son murallas pequeñas, cuevas aisladas que tienen rastros de humo, barro y pinturas rupestres elaboradas con elementos de pigmentación natural como la cochinilla grana y paisajes hermosos rodeados de acantilados muy profundos.
Se encuentran también muestras de alfarería en añicos, puntas de flecha de pedernal y una pirámide o montículo que fue saqueado en el periodo de la Independencia. Para este periodo y siguiendo la tradición de los Popolocas, el improvisado ejército insurgente construyó una Plaza de Armas donde todavía se puede observar un horno de piedra, utilizado en la panadería pero también para forjado de piezas de hierro, cañones, armamento ligero y sellos de munición, pues la privilegiada ubicación era vital para la logística de los ejércitos, ya que en las faldas de este cerro pasaba el Camino Real hacia Guatemala, siendo una ruta inagotable de contrabando y municiones.
El Cerro Colorado está lleno de historia y tradición, por ello es motivo de orgullo para Tehuacán así que en su próxima turisteada recuerden visitarlo. Aprovechamos para compartir con ustedes un interesante video de Luis Ramón Castañeda, quien hace un impresionante recorrido por los farallones del Cerro Colorado, siguiendo las recomendaciones importantes. Pueden seguir las publicaciones de Ramón en http://academiatlatoani.blogspot.mx/
La Leyenda del Día de San Juan:
Mucho cuidado deberá de tener el visitante que se acerque al Cerro Colorado pues desde Calcahualco era conocido que en el día de San Juan algunas almas descarriadas buscaban la puerta del mal camino. Era común que el 23 y 24 de junio amaneciera nublado, así en pleno verano, porque en esos momentos estaba por abrirse la boca del Cerro Rojo, el mismo que contempla a Tehuacán pero que en sus entrañas guarda el acceso para la casa del maligno.
Así era pues que desde pastores, caporales, hasta hacendados, iban con más fe que de costumbre esperando encontrarse al mismo diablo, querían hacer un pacto donde se pedía riqueza, poder y todos aquellos deseos mundanos que pervierten al hombre; el que buscaba este camino se iba a la cueva que se ubica en las faldas del Colorado desde San Diego Chalma. Bien pendientes tenían que estar al escuchar los chasquidos, el golpeteo de las piedras y claro está, un hedor a azufre que indicaba que era el momento de entrar a las puertas de la oscuridad.
Mientras las familias inocentes bailaban, tributaban y cantaban adorando a San Juan, los paganos recorrían el cerro, pero al otro día empezaba el quebradero de cabeza porque ya no aparecía fulano, ni mengano, estaban perdidos y se aseguraba que se los había llevado el enemigo. ¿Qué les pasaba? Se dice que dentro de la cueva del diablo hay toda clase de tentaciones, ollas de oro resplandeciente, mujeres muy bellas, la comida que usted se imagine, pero cuidado con las manos porque puede ver pero no tocar, porque al momento en que el alma humana tocaba algo, la cueva se cerraba y quedaba en pedazos arremolinada entre las piedras, siendo ofrendada al ser oscuro en el día de San Juan.
Por otra parte si el espíritu del que entra es fuerte y resiste la tentación, el ángel negro aparece, muy bien vestido y pregunta lo que desea. Una vez que se cierra el pacto se acuerda un determinado número de «palomitas», que son las personas que van a ser sacrificadas, entonces en determinado tiempo se van llevando a las almas entregándolas al maligno y al terminar, cuando el hombre cumple con su parte del trato, por suertes de magia obtiene lo que buscaba, oro, poder, mujeres, tierras, negocios, animales, todos los deseos terrenales que corrompen el alma.
Dentro de la cueva el tiempo pasa muy lento, lo que al que entra le parecen minutos en realidad son años y para salir vivo sólo hay una manera: Saber bien lo que se busca, pactar con el diablo y cumplir con el trato.
Una respuesta
Noé
Hola. ¿Me podrían dar su fuente sobre lo que mencionan de Moctezuma? Por favor. Gracias.