El Teatro Trigarante de Tehuacán:
La Ciudad Tehuacán en la segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por contar con los avances más notables de la modernidad, gracias a la simpatía que expresaron por ella personajes como Porfirio Díaz. Se podrán imaginar cómo era la monotonía de un lugar pequeño, que no ofrecía mayores diversiones que las salidas al parque o pequeñas excursiones familiares a los alrededores de las haciendas, sin embargo para 1855 un evento de trascendental importancia cambiaría el sentido del entretenimiento.
Tehuacán quería divertirse, era necesario contar con un escaparate para las expresiones artísticas, pues las compañías teatrales modernas, evitaban ciudades sin un foro digno para presentar ya sea actos circenses u obras de teatro. En esta condición, un político – militar de nombre José Romaña vio la gran oportunidad, con su fortuna construiría un teatro que diera pie a importantes puestas en escena. La obra era de gran impacto y consumiría importantes recursos financieros, situación que inteligentemente ocupó Romaña al proponer al cabildo la construcción, a cambio de condonarle los impuestos… la negociación fue exitosa para el empresario.
La inauguración del Teatro Trigarante se realizó el 2 de agosto de 1855; puede imaginarse el lector la vestimenta de la concurrencia, la asistencia de los tehuacaneros más acaudalados y demás invitados de pueblos vecinos, donde en el vestíbulo se presentaba una banda y se preparaban discursos de Tehuacán en camino hacia la modernidad.
Teatro Trigarante de Tehuacán fundado por José Romaña en 1855
En la inauguración se presentó la obra “Lázaro El Mudo”, escrita por Joseph Bourchardy, de contenido ligero, fácil de asimilar para una ciudad primeriza en las artes escénicas. La obra fue un éxito y se dice que arrancó aplausos en el público, que aguardaba impaciente el estreno de la siguiente puesta, para mitigar la monotonía de la vida de provincia.
Respecto a su arquitectura el Teatro estaba inteligentemente diseñado y era un símbolo de estatus, donde las familias pudientes ocupaban los mejores lugares en los palcos mientras que los comerciantes modestos, así como estudiantes y artesanos aguardaban en las graderías. Era curioso que a medida que las obras se hacían más frecuentes, cada vez más pobres esperaban a las afueras del teatro para pedir limosna, así fuimos de contrastantes y así lo seguimos siendo.
Tehuacán empezó a figurar en el itinerario de las compañías teatrales de moderado presupuesto pero la vida artística fue golpeada por la Guerra de Reforma, de ahí vino la decadencia del Teatro Trigarante, que por varios años intentó seguir a flote y que como estratagema comercial se rebautizaba una y otra vez. Durante más de 10 años conservó el nombre original hasta ser conocido como Teatro Pérez, en honor del gobernador poblano Francisco Pérez, después fue «Teatro Unión», pero mantuvo su prestigio por poco tiempo, pues se convirtió en un recinto de obras pícaras dirigidas al sector popular.
Para 1895 el teatro estaba abandonado, sin embargo para 1899 se volvió a levantar con el nombre de Teatro Maza y a partir de 1906 pasó a llamarse Teatro Morelos, (posteriormente Cine) hasta su cierre final en 1994. El Teatro Trigarante fue un acontecimiento para Tehuacán, una ciudad que para 1856 ya contaba con los beneficios del telégrafo y servicio constante de diligencias; podríamos decir que teníamos un pie en la modernidad, además en Tehuacán existían una academia de música, dos escuelas particulares para niños, una pública para niños y adultos, una primaria privada para niñas y una secundaria privada para niños.
En la actualidad este edificio icónico se encuentra abandonado, se le han dado diversos usos como tienda de abarrotes, recinto religioso, bodega, entre otras funciones que dejan ver a lo lejos sus viejas glorias. Esperemos que pronto resurja a la vieja usanza y encuentre un camino que le haga la justicia histórica que se merece.
Una respuesta
Jehieli
Lo cerraron mas allá del 94, a mi me toco todavía ir…