Andaba muy tranquilo, regresando de mis vacaciones y mientras todavía dormitaba me tomó por sorpresa el golpe en la puerta y alguien que desde afuera gritaba «El Directoriooooo». Abrí y encontré a un señor vestido con un overol amarillo que en su diablito transportaba unos libros que se me hicieron familiares, inmediatamente me pidió el directorio anterior y no recordaba dónde lo había metido.
Después de buscar finalmente lo encontré en un mueble, virgen, nuevecito, sin un sólo apunte, es más, ni siquiera abierto y así lo devolví, sin usar. En ese momento caí en la cuenta de cómo el Internet ha revolucionado el sentido de la búsqueda de información, pues ahora prácticamente cualquier duda que tengo la Googleo, palabra que como ya saben es un verbo válido en nuestro idioma.
Tal es su popularidad, tal es la dimensión del fenómeno.
Retomando el punto del directorio, intenté recordar cuándo fue la última vez que lo utilicé y no lo pude lograr, la verdad es que si quiero el teléfono del gas, de la tintorería o de cualquier servicio primero busco en Google, después pregunto a conocidos y si no encuentro la información voy al centro a buscar, pero ya no uso el directorio, quizá a ti te pase igual…
Regresando a la historia, después de pedirme «pal chesco» el señor del overol amarillo me entregó el directorio nuevo y fue inevitable darme cuenta de que ya las páginas amarillas están muy delgadas, quizá esté atravesando por alguna enfermedad terminal… De este modo me senté en mi sillón favorito y dediqué unos minutos para hojearlo, vi anuncios pequeños con diseños estridentes, lo cual deja testimonio de que la publicidad en impresos continúa en decadencia y las personas que los usan todavía calculo que deben tener más de 50 años de edad.
Hoy en día en México, 9 de cada 10 Departamentos de Compras señalan a Google como su fuente principal de referencias comerciales. Hace 10 años era Sección Amarilla.
Las nuevas generaciones crecen con la computadora desde la infancia temprana, las redes sociales, el buscador, el correo electrónico y los sitios web son parte de nuestra cultura interactiva – visual – digital, de tal manera que hoy podemos evitar un enorme desperdicio de papel y encontrar información valiosa con apenas unos cuantos clics.
Las tendencias cambian y la publicidad se ha modernizado dejando obsoletas a las agencias de viajes, directorios comerciales y ahora hasta los mismos taxis se están quedando fuera de la jugada por el reciente fenómeno del caso de Uber.
Desde mi perspectiva tener un libro de la Sección Amarilla ya no tiene mucho sentido, esta empresa debería dar la alternativa de no recibir su directorio y disminuir así su tiraje de impresión, permitirnos dejar de recibir este cuaderno terminaría con un desperdicio importante de papel, ya que aunque dicen que es reciclado, tengo mis dudas sobre si no existirá una forma más inteligente de aprovechar este recurso no renovable.
Otro punto que considero que ha llevado a la Sección Amarilla a la crisis financiera es su constante asedio a los negocios, al menos en el último año he recibido llamadas cada semana y en ocasiones cada tercer día para ofrecerme sus servicios; en su momento rechacé anunciarme en el impreso por obvias razones y después en sus versiones electrónicas, sin embargo no entienden razones, por más explicaciones y peticiones tipo «si me vuelven a llamar los acuso con la PROFECO y mi número está registrado en el REPEP», los telefonemas y las operadoras siguen y siguen aunque sin obtener buenos resultados.
¿Hace diez años cuándo hubiéramos esperado recibir una llamada y más una promoción de Sección Amarilla? Nunca. Digo, eran amos y señores del mercado de la publicidad impresa y había cola para anunciarse. Un changarro era innecesario como cliente, hoy prácticamente viven de ellos.
Sección Amarilla ignoró por muchos años las nuevas tecnologías, apenas en 2011 buscaba tener sus primeros acercamientos con Google, hoy en día figuran como un Google Partner que si bien es cierto tiene un posicionamiento aceptable su estrategia digital es confusa, cara, anacrónica y mal segmentada, muchos anunciantes prefieren establecer sus propias estrategias de comercio electrónico ya que si de anunciar se trata yo elegiría cien veces primero a Google Adwords que a Sección Amarilla, esto en relación costo – beneficio y que siempre preferiré impulsar tecnología directa de mi marca antes de recurrir a un tercero.
Hoy Sección Amarilla paga el precio de ignorar una tendencia del mercado, es cuestión de tiempo para llegar a la decadencia que atraviesan los monopolios de radio, televisión e impresos, pues hoy cualquier empresa profesional que invierta un solo peso en publicidad requiere un ROI exacto, primera imposibilidad técnica y tecnológica de los medios convencionales, que no obstante esta dura lección financiera continúan cobrando precios infladísimos por resultados que simple y llanamente no se pueden medir.
Como dijera Víctor Corcoba Herrero, “Renovarse o morir” y Sección Amarilla huele a cadáver.